Una vez llenas, las botellas/barriles, son trasladados a unas cámaras calientes por las que circula aire a 25 grados, aproximadamente, con objeto de asegurarse de que la segunda fermentación se produce.
La segunda fermentación en las cámaras calientes puede durar hasta dos semanas y es el mejor seguro de calidad que existe para la cerveza, (el residuo de la levadura queda depositado en el fondo de la botella). El poco aire que había en la botella y que podría dar lugar a una oxidación ha sido absorbido durante la segunda fermentación, no hace falta ni pasteurización, y la cerveza sigue evolucionando y madurando dentro de la botella.
Una de las estampas más típica del verano es aquella en la que se ...